Según el Departamento de Policía (NYPD), agentes antiterroristas con armas largas y perros entrenados para detectar explosivos se desplegaron en esos y otros lugares, como la estación Grand Central y el Ayuntamiento.
La práctica es algo habitual en Nueva York cuando se producen ataques de este tipo en otras ciudades y, según el NYPD, no se ha recibido ninguna amenaza específica contra la Gran Manzana.
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