La Romana, Rep. Dominicana.- El temor y la preocupación envuelven a los soldados que se encuentran en guerra contra Irak.
Víctor Manuel Borromé, no es la excepción.
Pese a ser un talentoso joven romanense que se alistó al ejército norteamericano el 29 de diciembre del 1994, también ha sentido temor.
“Si, el temor y la preocupación aflora cuando deja atrás a tu familia y vas a una guerra”, nos cuenta con nostalgia como queriendo dejar plasmando todo lo que envuelve una salida hacia los desconocido.
Con voz pausada y un impecable corte de pelo, tipo militar, Borromé narraba como llegó al Ejército y todo cuando allí se hace para formar a los jóvenes que deciden por la milicia.
Puso énfasis en la asistencia sicológica que reciben los soldados.
Su experiencia en los tres años que ha sido enviado a Irak, le ha servido para formarse como mejor ser humano.
En sus experiencias contadas a los periodistas, Borromé, hijo del periodista Víctor Borromé Osorio dijo que muchos sentimientos no se pueden recuperar.
El oficial del ejército norteamericano en momento de su conversatorio mostraba cierta nostalgia cuando hablaba de un compañero caído en combate.
Aunque su Unidad se dedica al arreglo del transporte terrestre de los soldados, el peligro en tierra Iraqui es patente.
“Otro factor muy serio eran las tormentas de arenas”, decía con clara preocupación.
Resaltaba en cada instante las atenciones que ofrece el Ejército Norteamericano a cada uno de sus soldados.
“Allá nos ofrecen sicólogos, siquiatras y religiosos de las diferentes religiones, nada nos falta”, dijo.
Víctor Manuel Borromé no solo ha salido a situaciones de guerra, sino que ha participado como fuerza de paz en Haití, Panamá, Dominica e Irak, entre otros países, en construcciones de viviendas.
Su sueño es tener la oportunidad de vivir con su familia compuesta por su esposa y sus tres niñas, después de concluir su misión.