Opinión
Súlgida Nin ( especial para 16 Minutos)
Súlgida es periodista Dominicana radicada en Madrid, España.
Madrid, España.-Este individuo es el peor de todos los analfabetos, no oye, no entiende es creído, y va de listo pretendiendo colocarse por encima de los demás. No aporta ni se interesa por la situación socio-política y económica del país; pero es la persona, según él, que lo sabe todo, que amedrenta a los demás y satisfecho de sí mismo, va derrochando chulerías y prepotencia por doquier. Este personajillo es habitual en sociedades subdesarrolladas. Es tan escaso de alcance y entendimiento que hasta llega a creerse y a enorgullecerse, haciendo alarde de sus aportes políticos y de las supuestas relaciones con los grandes políticos, funcionarios y líderes. Vive crecido y odia las convicciones claras de los demás.
Este sujeto “vive” de los políticos corruptos. Es usado como mequetrefe y lacayo de los funcionarios de gobiernos de turnos. Por ejemplo, en nuestro país, la tasa de analfabetos políticos sobrepasa la media de los demás países. Aquí eso es costumbre y a los funcionarios, en su mayoría, se les hace indispensable e inseparable la compañía de estos personajillos, ya que están a su entera disposición, ya que al ser asumidos por los políticos tienden a ser lo que llamamos en República Dominicana, “tumba polvo”, “lleva y trae”, “edecán”.
Muchos de estos personajes presumen de su condición de analfabeto político. No se trata de quienes no aceptan determinadas posiciones políticas porque, después de reflexionar, tienen una distinta, sino de los que -por incomprensión o escepticismo- se niegan a tomar una actitud política y permanecen, cómodamente, al margen de los problemas para mantener la cómoda posición de ser “servil” del jefe de turno.
Algunas veces quienes asumen esa postura manifiestan que no tienen definición política; pero apoyan lo que diga su Jefe, pasando por alto el hecho de que desentenderse de los problemas es también una actitud política; quizás la peor, porque deja la solución de los mismos a la voluntad ajena.
Esto resulta tanto más claro en un tiempo en que una de cuyas características más importantes es la globalización y muchos problemas nos afectan a todos.
El analfabeto político permite que se manipule groseramente el poder, porque no tiene la capacidad de llevar adelante un proyecto político, ya que es un títere manejado por asesores, cuya “profesión” más resaltante es la de conservar sus puestos de trabajo y seguir chupándose la sangre al Estado.
Sulgida Nin
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