 |
| Jorge Casado |
20 nov. 2010.- Estas líneas, gráficamente, podrán ser párrafos o estrofas de vez en cuando, porque no puedo evitar que sean versos, aun sean libres.
Este texto, semánticamente o en el fondo, no puede dejar de expresar el sentir personal, que se alimenta del colectivo, por la partida lamentable de Freddy Beras Goico, un ser extraordinario que supo sobreponer a favor de las mayorías sus virtudes sobre sus defectos.
Para recordarlo, de ahora en adelante, no habrá que hacer ningún esfuerzo tras sus acciones humanitarias, patrióticas, artísticas y de fe cristiana, esta ultima su sostén a partir del cáncer que lo arrebató de sus semejantes dominicanos.
Si partió de esta vida, no hay que llorarlo con pena, quizás Dios lo llamó y él acudió al llamado, como hombre bueno y obediente que fue, y sabiendo que su misión bienhechora había dado sus frutos y había dejado discípulos que de seguro la continuarán.
Aún haya muerto, o para otros duerma eternamente, seguirá haciendo reir a los que disfrutaron sus personajes, porque su humor trascendió y se magnificó con su obra caritativa que llevó alegría y esperanza a miles de hogares que recibieron de su luz, tal cual un ángel que socorre al perdido en un túnel oscuro.
Tecnológicamente, al graficarlo, su icono debe resaltar con una sonrisa, aun en los próximos días de duelo, nadie pueda contener sus emociones de tristeza del alma brotando de sus ojos una, o varias, o cientos de lágrimas.
Hoy queda el escenario y la televisión sin su figura y talento
Hoy su risa contagiante sólo se escucha en el eco
Pero sopla su voz mediadora y de paz impulsada por el viento
Dejando corazones agradecidos por sus buenos hechos.
Paz a sus restos y loor a su memoria.
0 Comments:
Publicar un comentario