Sería importante que la Autoridad Metropolitana de Transporte explique la función de sus agentes en esta ciudad de La Romana.
La explicación que podría dar cualquier ciudadano, sin embargo, es que son unos recaudadores de impuestos. Y realmente es lo que se percibe.
El caos en el tránsito se mantiene como en los viejos tiempos.
Los niños corren altos riesgos al asistir a sus respectivas escuelas y colegios; las calles y aceras obstruidas, la violación al transitar en vía contraria; o sea, sólo para ello violar la luz del semáforo de la intercepción de la avenida Caamaño Deño con Padre Abréu es la única violación que conocen.
Regular el tránsito, en definitiva, no está en su plan de trabajo.
Desconocen las odiseas de los niños de la escuela Mercedes Laura Aguiar, el Liceo Tiburcio Millán López y el colegio Corazón de Jesús, para llegar a clase.
Nos referimos a estos centros educativos por la cantidad de vehículos y los “irresponsables” conductores de las guagüitas del Transporte que hace ruta a Villa Hermosa.
Ante la indiferencia de los agentes de Amet, estamos solicitando la creación de otro cuerpo de agentes que vele por una verdadera regulación del tránsito en el centro de la ciudad.
Hasta la fecha, y desde su creación la Amet no ha resuelto nada en esta ciudad de La Romana.
Por Dios a quien reclamar?